Dianas terapéuticas contra el cáncer ¿Cómo funcionan?

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Células diana o células target son aquellas en las que tenemos identificado un receptor que regula el funcionamiento específico de una célula. En el caso de células cancerígenas, cuando estos receptores encuentran el factor de crecimiento adecuado para él, se acopla e impulsa a la célula a mantener sus funciones vitales y el crecimiento descontrolado propio de las células tumorales. Cada receptor tiene un factor de crecimiento apto para él, que encaja como una llave lo hace únicamente en la cerradura para la que ha sido fabricada.

Actualmente, contamos con fármacos que simulan estos factores de crecimiento y bloquean a distintos niveles estos receptores, impidiendo el crecimiento celular. Es lo que conocemos como tratamientos sobre dianas terapéuticas o terapias dirigidas porque al bloquear el receptor, la célula no puede desarrollar sus funciones vitales y se produce la muerte celular.

La ventaja de este tratamiento frente a la quimioterapia es que las células sanas no se ven afectadas por este bloqueo y pueden seguir cumpliendo su función, por lo que reducimos considerablemente los efectos tóxicos.

Tipos de Dianas Terapéuticas

Gracias al cada vez mayor conocimiento de los receptores celulares podemos tratar un mayor abanico de tumores con terapias dirigidas. Estas son algunas de las principales dianas terapéuticas con las que contamos actualmente:

  • Inhibidores del factor de crecimiento epidérmico (EGFR por sus siglas en inglés), asociado a algunos tipos de cáncer de pulmón. Actualmente contamos con fármacos que bloquean este factor de crecimiento a dos niveles:
  • Inmunoterapia: Este conjunto de terapias impulsan al sistema inmune para que destruya las células cancerosas. Actúan de dos formas:
    • Anticuerpos monoclonales que reconocen moléculas específicas en la superficie de las células cancerosas y al unirse al receptor destruye su sistema inmune haciéndola vulnerable a las defensas naturales de nuestro organismo.
    • Anticuerpos monoclonales que fortalecen las células inmunitarias para que éstas puedan destruir por sí mismas a las células tumorales.
  • Hormonoterapia: Hace tiempo que tenemos evidencia de que el crecimiento de algunos tumores depende del estímulo de determinadas hormonas. El descubrimiento de los receptores hormonales han convertido a lahormonoterapia en un tratamiento clave en tumores como el de mama o el de próstata, sobre los que actúa bloqueando el crecimiento o haciéndolo más lento al reducir la producción de esa hormona.
    • Extracelular: con anticuerpos monoclonales
    • Intracelulares: con pequeñas moléculas inhibidoras
  • Inhibidores de la angiogénesis: Actúan impidiendo la formación de vasos sanguíneos, de modo que frenamos el crecimiento tumoral y el desarrollo de metástasis. La angiogénesis está regulada por una serie de sustancias, entre el que destaca el factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF).
  • Inductores de la apoptosis: Provocan en las células cancerosas un proceso de muerte celular controlado llamado apoptosis. De hecho, nuestro organismo utiliza este método para eliminar las células dañinas, pero las tumorales consiguen burlar esta defensa natural y los inhibidores refuerzan la capacidad de generar este proceso natural.
  • Otros tipos: moduladores de la expresión de genes, moléculas para depositar toxinas e inhibidores de la transducción de señales.

Efectos secundarios

Dada la complejidad molecular de  la biología celular, algunos receptores se encuentran total o parcialmente en uno o más tejidos o modulan muy diversas funciones, por lo que a pesar de tratarse de un tratamiento preciso, que se dirige específicamente a las células malignas sin atacar a las células sanas, las terapias dirigidas no están exentas de efectos secundarios o lo que llamamos toxicidad. Los más comunes son la diarrea y problemas hepáticos como le hepatitis o elevados índices de encimas.

Otras toxicidades comunes son:

  • Irritación dermatológica en forma de acné, piel reseca, cambios en las uñas.
  • Problemas de coagulación y curación de heridas
  • Hipertensión arterial
  • Más raramente, perforación gastrointestinal (un efecto secundario poco comun de algunas terapias dirigidas).

(Ver Artículo en Revista Rose)

Dr. Pedro Aramburo
Oncología Médica