Los nombres del cáncer ¿qué significan?

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Los cánceres, de manera general, reciben el nombre del órgano en el que se desarrollan y de las células a las que afecta. Así, se habla de cáncer de mama, próstata, colon, estómago, útero, hígado, pulmón, páncreas, riñón, intestino, testículos… Pero para definir el tratamiento resulta relevante también concretar en el diagnóstico del tipo de cáncer del que se trata según otras características.

Muchas veces esos ‘nombres’ y ‘apellidos’ que los oncólogos ponen a los tumores resultan complicados de entender para los pacientes, sus familias y la población en general. Vamos a aclarar algunas de estas denominaciones:

Tras identificar el órgano en el que surge el tumor, los oncólogos comprueban qué tipo de célula resulta alterada.

En función de las células lateradas, los tumores pueden ser:

  • Carcinoma: cuando se origina en las células epiletales, como sucede en los tumores de colon, estómago, hígado, mama, próstata y pulmón.
  • Cuando tiene origen en los tejidos del cerebro y la médula espinal:
    • Glioma, cuando comienza en las células gliales del cerebro
    • Neuroblastoma, cuando arranca en las células de los tejidos del sistema nervioso simpático, responsable, por ejemplo, de la frecuencia cardiaca o la digestión
    • Shwannoma o neurilemoma, que surge en las células de Schwann presentes en la vaina nerviosa
    • Meduloblastoma, el que se desata en células en el cerebelo
    • Linfoma: se origina en las células del sistema linfático, que forma parte del sistema inmunológico.
    • Mieloma: a partir de un tipo de células de la médula ósea que producen células células plasmáticas.
    • Sarcoma: se desarrolla desde las células del tejido conectivo o conjuntivo, que sostiene y conecta otros tejidos de los órganos.

A estos nombres, se les puede poner un prefijo delante que indica la función que desempeña la célula de la que partió el cáncer, es decir, su especialización.

Según la especialización de la célula de la que partieron, los tumores pueden ser:

  • Adeno: glándula
  • Condro: cartílago
  • Eritro: glóbulo rojo
  • Hemangio: vasos sanguíneos
  • Hepato: hígado
  • Lipo: grasa
  • Linfo: linfocito
  • Melano: célula de pigmento
  • Mielo: médula ósea
  • Mio: muscular
  • Osteo: ósea

Además, bajo el microscopio, los oncólogos pueden determinar si se trata de:

  • Displasia: es un estado premaligno, en el que hay anormalidades en el desarrollo del tejido por una abundancia de células alteradas.
  • Hiperplasia: consiste en un aumento de la cantidad de células, de manera que el órgano al que pertenecen crece en tamaño.
  • Metaplasia: un cambio de lugar de las células.

Finalmente, los tumores benignos o malignos. En líneas generales, sus características son:

    • Malignos: en ellos las células tumorales se suelen diferenciar de las maduras originales; crecen rápidamente sin detenerse ni ralentizarse; invaden otras células, provocan metástasis, es decir, se mueven a otras partes del cuerpo distintas al tumor primario a través de la sangre o el sistema linfático, y pueden generar la muerte si no se diagnostican a tiempo ni se tratan.
    • Benignos: normalmente, las células cancerígenas son parecidas a las originales; su crecimiento es lento, con incluso interrupciones o retrocesos; se puede expandir pero no suele generar metástasis, es decir, pasar a otras partes del cuerpo, y no lleva a la muerte. Generalmente, se pueden extirpar y no vuelven a surgir.

 

Dr. Pedro Aramburo
Oncología Médica
iTAcC