Cáncer de ovarios

Introducción

Las mujeres con carga familiar de cáncer epitelial de ovario y/o cáncer de mama, o historia previa de cáncer de mama, presentan el doble de riesgo que la población general de padecer cáncer de ovario.

El ovario es la gónada femenina que cumple las funciones fisiológicas de formar parte del eje de secreción hormonal femenino y de la producción de ovocitos, necesarios para la reproducción. Sobre éste órgano se pueden desarrollar diferentes tipos de tumores en función del tipo celular desde el cual se origine.

El cáncer de ovario es el quinto tumor en frecuencia en la mujer y representa sólo el 3% de las neoplasias diagnosticadas.

Aunque existen múltiples tipos de tumores ováricos (en función del tipo celular del que se originen) el 90% de los casos se origina del epitelio que recubre ésta glándula y se denomina carcinoma epitelial de ovario. El subtipo borderline es un grupo distinto a los tumores a los que previamente nos referimos. Es un grupo heterogéneo de lesiones que no presenta invasión. Representan el 10-20% de los tumores epiteliales malignos del ovario y tienen un pronóstico excelente.

Factores de riesgo

Las mujeres con fuerte carga familiar de cáncer epitelial de ovario y/o cáncer de mama, o historia previa de cáncer de mama, presentan el doble de riesgo que la población general de padecer esta enfermedad. Actualmente, aunque se conocen alteraciones genéticas asociadas a la susceptibilidad de padecer esta enfermedad, éstas no se presentan en todos los pacientes y no sirven para orientar su tratamiento o para establecer un diagnóstico. Su utilidad radica en la posibilidad de facilitar un consejo genético a los familiares del paciente afecto, y para ello se le derivará a la Unidad de Consejo Genético más apropiada, cuando el oncólogo estime un riesgo significativo para sufrir esta carga mutacional.

Más allá de lo comentado, se ha observado que en los países industrializados la incidencia es mayor, aunque los factores de riesgo para padecer esta enfermedad más relevantes y demostrados son la ausencia de gestaciones, la incesante ovulación, la endometriosis y el estado postmenopáusico. El tratamiento con anticonceptivos orales ha demostrado ser protector frente a esta enfermedad, aunque aumenta el riesgo de padecer otras por lo que no se recomienda su uso como prevención. El consumo de tabaco, como en otras patologías, también se ha visto asociado con el incremento del riesgo de padecer determinados subtipos de cáncer de ovario.

Síntomas

Debe sospecharse en toda mujer de edad media de 55 años (postmenopáusica), con escasa o nula paridad, que presente síntomas de distensión abdominal o masa pélvica.

Otras formas de presentación más inespecíficas y no patognomónicas serían: molestias pélvicas, alteraciones en la micción no explicadas por las patologías más frecuentes, sangrado vaginal, dolor abdominal, derrame pleural, adenopatías inguinal, axilar o supraclavicular, o como hallazgo casual en una exploración ginecológica o ecográfica por otro motivo.

Los niveles de Ca 125, CEA u otros niveles proteicos conocidos como marcadores tumorales, nunca serán válidos como diagnóstico en ausencia de otros signos clínicos de sospecha.

Diagnóstico

Su localización intraperitoneal profunda y la inespecificidad de sus síntomas iniciales hace que el 60-70% se diagnostiquen en un estadio avanzado. El diagnóstico de esta patología supone una visión global del paciente que incluya:

  • Anamnesis, exploración física general, y examen ginecológico.
  • Hemograma y bioquímica sanguínea, que incluya LDH, función hepática y renal, CA-125, CEA, CA-19.9.
  • Radiografía de tórax y TAC abdominal y pélvico.
  • PET/TC si exisitiese dificultad al diagnóstico, aunque no es necesario si con las pruebas previas se establece sospecha.

Con estas pruebas podría ser suficiente para realizar un diagnóstico diferencial razonable. Como exploraciones opcionales puede ser necesario practicar:

  • Ecografía abdominal y pélvica.
  • Urografía intravenosa/cistoscopia.
  • Enema opaco/colonoscopia.
  • Tránsito gastrointestinal/gastroscopia.

Pero para establecer el diagnóstico final siempre se debe realizar un estudio histopatológico al que se puede llegar a través de:

  • Paracentesis o toracocentesis para estudio citológico.
  • Biopsia ganglionar.
  • Laparoscopia.

El diagnóstico completo debe incluir la estadificación final de la enfermedad, que se alcanzará con las pruebas de imagen realizadas, junto con laparotomía exploradora, si se considera oportuno en cada caso.

Tratamiento

Según esta clasificación final (Estadificación de la FIGO) podemos dividir a las pacientes en estadíos precoz o avanzado.

Estadios precoces

En iTAcC se recomienda la cirugía con la total exéresis de cuerpo del útero, resección de ambos ovarios y las trompas uterinas, junto con una exploración quirúrgica de la cavidad abdominal y con la valoración de quimioterapia adyuvante, según características clínicas del tumor.

En estadíos localizados a nivel de pelvis – abdomen y en pacientes con enfermedad avanzada

Se puede optar inicialmente por ofrecer un tratamiento quirúrgico extenso buscando la resección completa del tumor (lo denominado cirugía óptima) con tratamiento de quimioterapia posterior o adyuvante (ya sea intravenosa o intraperitoneal), o se puede optar por un tratamiento de intervalo con quimioterapia previa y posterior a la cirugía de resección del tumor.

En la actualidad, el mantener un tratamiento postquirúrgico con fármacos antiangiogénicos durante 12-15 meses, tras una cirugía subóptima con quimioterapia adyuvante o en pacientes con enfermedad irresecable /inoperable tras el tratamiento de quimioterapia como primer tratamiento, es una opción cuya elección dependerá de la situación clínica de cada paciente.

El tratamiento con radioterapia en la actualidad se reserva para situaciones clínicas que requieran paliar un síntoma de difícil control, y su utilidad se definirá en cada caso en concreto.

Seguimiento

Después del tratamiento, el equipo multidisciplinario establece un plan de control personalizado de acuerdo a las necesidades de cada paciente y la biología de la enfermedad, para descartar o detectar precozmente una posible recidiva, efectuando un seguimiento basado en un control exhaustivo del tumor mediante pruebas de imagen y análisis.

El seguimiento, como toda actividad oncológica en iTAcC, se hace de manera personalizada y con la cooperación, al ser una institución abierta, de los médicos que han intervenido en el diagnóstico y tratamiento de cada caso.

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